El género
Bergenia, nombre científico que agrupa a estas plantas, fue dedicado a Karl August von Bergen (1704 – 1760), médico y botánico alemán autor de la obra
Flora Francofurtana, una descripción de las especies vegetales del entorno de Baviera (Alemania). Tradicionalmente en jardinería y paisajismo se han empleado dos especies de características muy similares que se utilizan indistintamente, al presentar parecidas condiciones de cultivo y cualidades estéticas:
Bergenia cordifolia (Haqw.) Sternb y
Bergenia crassifolia (L.) Fritsch. Estas especies se diferencian mínimamente por la forma de la hoja, y así se refleja en sus nombres específicos, aludiendo a las características de sus hojas: de base acorazonada (
cordifolia) y gruesas (
crassifolia), diferenciándose por su base cuneada (esto es, en forma de cuña).
Sus nombre vulgares son variados, pero sin lugar a dudas el más conocido en castellano es hortensia de invierno en referencia a su parecido con otro conocido miembro de la familia saxifragáceas: la hortensia (
Hydrangea macrophylla), pues hubo quien vio ciertas similitudes en el color y forma de sus flores. Pero hasta aquí sus semejanzas, pues en nada tienen que ver ambas especies. Entre sus nombres vulgares nos llaman la atención aquellos por los que son conocidas en los países anglosajones:
pigsqueak (chillido de cerdo) en extraña alusión al ruido producido cuando dos hojas se frotan entre sí y
elephant's ears (orejas de elefante) destacando uno de sus mayores atractivos, sus grandes hojas de interesante forma redondeada.
Sin embargo, pocos saben que estas especies se han llegado a cultivar no sólo por sus valores ornamentales sino también por sus propiedades estimulantes, motivo por el que
se empleó como sustitutivo del té (
Camellia sinensis), por lo que en ocasiones algunos autores denominan a esta planta “té de Siberia” (
Siberian tea). Posee además otras buenas propiedades medicinales como son diuréticas y anti-infecciosas.
Estas plantas pueden observarse de forma natural en el macizo montañoso Altái, situado en Asia central, cordillera que ocupa los territorios de Rusia, China, Mongolia y Kazajistán. La hortensia de invierno lleva poco tiempo cultivándose como planta de ornamento.
No fue hasta la primera mitad del siglo XIX cuando despertará el interés de los aficionados a la jardinería, trasladándose de las remotas montañas de Asia a los jardines europeos. En los últimos cien años su uso ha ido en aumento, creándose interesantes híbridos y numerosos cultivares. Estas investigaciones han permitido ampliar la gama de colores en sus flores, la creación de flores dobles y semi-dobles o la alteración de la época de floración; existe incluso una interesante variedad de hojas púrpuras.
La hortensia de invierno destaca por su curioso ciclo vegetativo, pues mientras la mayor parte del reino vegetal ha desaparecido o se prepara para la próxima primavera, esta especie desafiando las bajas temperaturas se engalana para pasar el invierno.
A partir del mes de enero mostrará sus inflorescencias hasta que finalice la dura estación. Las bellas flores, ligeramente aromáticas y acampanas, ofrecen durante el invierno unos colores inesperados. Tonos que oscilan desde el color blanco más puro al rojo intenso contrastando contra sus brillantes y circulares hojas verdes y lustrosas.
Y es que a diferencia de otras especies, la bergenia tras su floración ofrecerá además otras interesantes cualidades. Sus hojas perennes y grandes seguirán haciendo las delicias de los amantes del jardín, ofreciendo áreas perfectamente cubiertas donde surge una interesante textura que le otorga un gran valor ornamental. Son plantas no muy altas, que tan sólo alcanzarán 45 cm. de altura, lo suficiente como para impedir el crecimiento de malas hierbas, formando unos tapices de gran personalidad y textura provocadora. Otra peculiaridad no menos valiosa de su follaje, son los tonos rojizos que presenta con el frío. Unos colores que durarán hasta el final del invierno, finalizadas las bajas temperaturas recuperará su verde brillante tan característico.
Condiciones de cultivoLas hortensias de invierno no son exigentes en cuanto a la naturaleza del suelo,
soportando incluso los calcáreos. Gustan eso sí, de suelos ricos y húmedos, aunque siempre bien drenados. A pesar de las apariencias soportan sin dificultad situaciones a pleno sol, aunque puede crecer en exposiciones sombreadas, quizá en perjuicio de una floración abundante. Los inviernos rigurosos no harán mella a estas plantas pues se ha registrado su capacidad de soportar temperaturas de hasta
– 20º C. Así mismo, resiste la sequía, muy probablemente debido a la presencia de un rizoma subterráneo donde acumula suficientes reservas.
Curiosamente, a pesar de sus buenas cualidades estéticas, así como su facilidad de cultivo no es planta que goce de una gran popularidad. Sus hojas anchas y gruesas lucirán más atractivas en las cercanías de estanques y arroyos, en bordes de caminos y esquinas de los macizos florales donde suavizarán los límites más rígidos.
Combinadas con especies de marcada verticalidad o de texturas más ligeras contrastarán agradablemente. Es interesante aprovechar el carácter perenne de sus hojas situando los ejemplares en lugares predominantes. No se recomienda el empleo de ejemplares aislados, en grupo se acentuarán sus cualidades. Es, además, una
especie de gran interés para situar bajo bosquetes o pequeños grupos de árboles donde resaltará la verticalidad de troncos y cortezas de los árboles.
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