28 de septiembre de 2008

La lagartija

Foto: Terje Smael

La lagartija rockera (lagartija antes conocida como roquera) sale de su guarida apenas ha amanecido porque tiene que beberse el rocío antes de que se evapore. Lo hace con prisa, pero también con preocupación para que no se la coman sus enemigos, que lo son por naturaleza, sin resquemores, ni mala leche. Es que les ha tocado más arriba en el triángulo de la devoración (pirámide trófica). Ellos, los enemigos, no eligen la dieta como nosotros. Que si hoy lenguado al horno, que si mañana tortelini, al otro chuletas…No, en su ADN pone “lagartija” y ellos tienen que comer lagartija. Y en el ADN de la lagartija pone: “saltamontes, hormigas, cucaracha pequeña y bichejos afines”. Y si por una malformación genética pone, por ejemplo “oso”, entonces esa lagartija se muere. De hambre y de incomprensión. Porque las lagartijas no pueden comer oso. La lagartija no lee el periódico, ni ve la televisión, obedece sólo a su instinto. Y por eso, después de beber el rocío toca comer. Acechará por aquí y por allá, y con suerte pillará algún insecto poco precavido, y con suerte escapará de sus depredadores.


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